Metahemoglobinemia
La metahemoglobinemia es un trastorno poco frecuente en el que la metahemoglobina, una forma de hemoglobina, está presente en una cantidad demasiado grande. Este tipo particular de hemoglobina no puede transportar o retener oxígeno.
La falta de oxígeno transportado por los glóbulos rojos causa anemia, y cuando la metahemoglobina está presente en grandes cantidades puede causar hipoxia, haciendo que los órganos pueden comenzar a fallar. Por lo tanto, puede ser mortal y provocar insuficiencia cardíaca total si no se trata.
Signos y síntomas
Los casos menores a menudo no se diagnostican porque sólo muestran síntomas como cambios en la piel y en el color de la sangre. La piel se vuelve de color azul grisáceo (cianosis) y la sangre puede volverse marrón.
Otros síntomas incluyen:
Coloración azulada de la piel o los labios
Confusión
Dificultad para respirar
Mareos
Dolor de cabeza
- Cambios en el estado mental
La acumulación continua de metahemoglobina puede causar inconsciencia, coma y finalmente la muerte.
Causas
La metahemoglobinemia puede ser causada por:.
- Enfermedades genéticas. Incluyen la enfermedad de la hemoglobina H (común en China, Tailandia, Vietnam y otros países del sudeste asiático) y la deficiencia de la metahemoglobina reductasa. La metahemoglobina reductasa es necesaria para descomponer las metahemoglobinas en oxihemoglobinas comunes.
- Exposición a sustancias químicas, como los nitratos y los cloratos.
- Deshidratación, especialmente en bebés menores de seis meses de edad, debida a la diarrea o vómitos.
Diagnóstico
El diagnóstico puede confirmarse comprobando la presencia de metahemoglobina en la sangre, que debe ser inferior al 1%. Cantidades más altas confirman la metahemoglobinemia.
Tratamiento
La enfermedad es tratable y puede ser necesario eliminarla en personas con metahemoglobinemia congénita o hereditaria. Esto generalmente se hace mediante gotas intravenosas de una sustancia llamada metileno azul.
Es muy importante el tratamiento inmediato de los niños pequeños que sufren de diarrea o vómitos graves, especialmente si la enfermedad no desaparece en pocas horas y el niño no puede tolerar o retener líquidos.