Insuficiencia vertebrobasilar
La insuficiencia vertebrobasilar, también conocida como isquemia vertebralbasilar, es un conjunto de condiciones que cortan el suministro de sangre a la parte posterior del cerebro.
Una cuarta parte de los accidentes cerebrovasculares y de los ataques isquémicos transitorios se producen en la distribución vertebrobasilar.
Signos y síntomas
Algunos de los síntomas más comunes de la isquemia vertebrobasilar incluyen:
Mareos
Dificultad para tragar
Náuseas
Vómitos
Dificultad para hablar
Dolor de cabeza
Debilidad muscular
Visión doble
- Dolor en el cuello
- Pérdida de la visión
- Problemas con el control de la vejiga o de los intestinos
Causas
Las causas de la isquemia vertebrobasilar a veces son el resultado de ciertas enfermedades, repentinas o no. Aunque hay muchos síntomas asociados con los trastornos circulatorios vertebrobasilares, no siempre es posible encontrar la causa subyacente de la enfermedad.
Factores de riesgo
Los factores que pueden llevar a la isquemia vertebrobasilar incluyen:
- tabaquismo
- diabetes
- colesterol alto
- hipertensión arterial
- vejez
Diagnóstico
Las herramientas de diagnóstico utilizadas para identificar la causa subyacente de la isquemia vertebrobasilar incluyen:
- Tomografía computarizada (TC)
- Resonancia magnética (IRM)
- Exámenes cerebrales
- Electrocardiogramas
- Ultrasonido o la radiografía
Complicaciones
La principal preocupación con la isquemia vertebrobasilar es el riesgo de accidente cerebrovascular y sus complicaciones. Estos pueden incluir coágulos de sangre en las piernas, disfunciones motoras y sensoriales, ataques cardíacos, infecciones pulmonares e insuficiencia respiratoria.
La isquemia vertebrobasilar también puede llevar a la pérdida de la visión en un ojo (neuropatía óptica isquémica) e incluso puede tener un efecto negativo en las funciones cerebrales automáticas como la respiración.
Tratamiento
Los tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida, terapia con medicamentos y atención quiropráctica u osteopática. El paciente puede someterse a un régimen de ejercicios para mejorar la circulación y la flexibilidad.
Las enfermedades subyacentes, como el colesterol alto, la diabetes y la presión arterial alta, también se tratan con medicamentos y cambios en el estilo de vida.